miércoles, 31 de agosto de 2011

Tosta de bonito sobre cebolla caramelizada.

Como todos sabemos vivimos en un país donde prima la cultura del pelotazo y de esta forma de vida no se libra ni Dios. En Santander existe una tasca de las de toda la vida que ha triunfado con uno de sus pintxos o tapas (para los santanderinos) queriendo explotar el éxito engañando a incautos que quieren adentrarse en el maravilloso mundo de la hostelería. Este pintxo es tan simple que os va a gustar a todo el mundo, tanto hacerlo como comerlo.
Que me perdonen estos señores si les he fastidiado el negocio pero las cosas son más simples de lo que parecen.
Ya me diréis que tal os ha salido.

Ingredientes:
(cuatro pintxos)
Barra de pan precortada (de esas que duran cinco días)
Una lata de pimientos del piquillo
Un bote de bonito en aceite (de los de cristal)
Una cebolla
Un bote de mayonesa con dosificador (yo utilizo la Hellman’s)

Elaboración:
Tostamos cuatro rodajas de pan. Pasamos por la sartén los pimientos del piquillo añadiendo un poco de sal y azúcar para que pierdan la acidez. En otra sartén pochamos la cebolla en juliana lentamente y añadimos un poco de azúcar.
Emplatamos las tostas colocando sobre el pan uno o dos pimientos del piquillo, sobre ellos un trozo de bonito hermoso (valga la redundancia) y un poco de cebolla caramelizada y adornamos con unas ondas de mayonesa.
Esto es un triunfo seguro para una cena. ¡Hala, todos a probar!

lunes, 29 de agosto de 2011

Un momento de descanso, Antonio Orejudo

Doscientas cuarenta y algo páginas con profesoras universitarias catalogadoras de penes, rectores franquistas delatores, experimentos científicos sobre cobayas humanas y algo más sobre películas porno.
Resumiendo una bazofia de libro que no tiene ni pies ni cabeza. El autor trata de escribir una trama dentro de la universidad donde los malos (al igual que en “Tesis”) eran los mismos profesores. No me dice nada nuevo sobre la universidad española. Cuando hay gente que trata de sacar una carrera para aprender a realizar un trabajo hay otros que se dedican a trepar para conseguir vivir sin trabajar. En esta categoría se encuentra el 70 por ciento del profesorado universitario y todos aquellos que luego se meten a políticos.
En estos organismos públicos hay una completa falta de ética, de democracia y de independencia política.
Aparte de esto, a los ciudadanos medianamente normales, nos importa un carajo esta clase de bichejos. Por lo tanto la novela no es nada atractiva para nadie. Mete pasajes fantásticos que luego no puede continuar e introduce el tema de la pornografía para dárselas de moderno y ya de paso enganchar a alguien para que llegue al final del libro.
Hay una cosa que me molesta mucho al leer a este tío; el dice-digo. En las conversaciones en vez de poner un "guión bajo" hace lo siguiente:
Digo ¿qué haces aquí?
Dice tomando un café
Digo ¿puedo sentarme contigo?
Dice desde luego
Digo ...
Dice ...
Digo ...
¿No le da vergüenza hacer esto? Creo que, por las pocas páginas que tiene el libro, el editor le exigió x palabras y una forma de llegar al mínimo era utilizando este dice-digo.
Si realmente quería criticar la universidad debería haber empezado por criticar la enseñanza de los enseñantes, la preparación de los profesores que educarán a nuestros hijos. Parte de una materia prima humana de no admitidos en otras carreras y de jetas que ven un funcionariado fácil sin esfuerzo.
Durante el curso he visto como los catedráticos pierden el tiempo enseñando a dar palmas rítmicamente durante toda una hora. Han utilizado un cuatrimestre entero para la literatura infantil clásica. Cuando los universitarios están comentando el examen sobre “La cenicienta” oigo como una chica le dice a otra que cenicienta “se gustaba” del príncipe porque era muy guapo y no por el paquete que marcaban sus mallas.
Con las cosas así, ¿cómo coño vamos a tener una buena enseñanza en España?

Bueno, que me he ido por los “cerros de Úbeda”, el libro una caca.