domingo, 23 de noviembre de 2014

Rímini y San Marino



¿Donde va Vicente?... Pues eso, en Agosto la playa es lo que llama. Y uno de los destinos playeros más importantes de los italianos es Rímini. Sus kilómetros de arena ensombrillada proporcionan al visitante una imagen estival de ensueño. También la ciudad en sí y la República de San Marino que está a tiro de piedra.
En Rímini, gracias al blog www.turistacompulsiva.blogspot.com escogimos un hotel junto a la playa que estaba muy bien pero que carecía de piscina, y yo eso lo eché en falta porque hacía un calor de justicia. Urbanísticamente la ciudad está dividida en la zona turística y el casco antiguo de la ciudad. Están unidas por unos parques municipales en los que están integrados los transitadísimos carrilesbici. Allí todo el mundo se desplaza con ese medio de locomoción, por lo que la variedad de las velos era muy amplia, de paseo, de carreras, mountainbike, eléctricas, con sillín para niños, con alforjas, etc
Me entró un poco el mono de la bici, lástima que en las ciudades españolas, los políticos, pasen del tema.
La zona entre el paseo marítimo y la calle Américo Vespucio es donde se concentran la mayoría de los hoteles turísticos de la zona. Lo bueno de alojarse en alguno de estos era que tenían precios especiales para las tumbonas y sombrillas de la playa. Como nuestro hotel no tenía concierto con ningún chiringuito tuvimos que pagar 20 eurazos por sombrilla y dos hamacas. Se agradecían porque la arena ardía, no podías acercarte al agua sin chanclas. Lo malo de estos chiringuitos es que no están muy bien atendidos. En otros sitios los camareros te llevan carta, comidas y bebidas. En Rímini no se veía a nadie consumir del bar. Todos con compra de supermercado o neveras. Americo Vespucio y muchas de sus perpendiculares estaban llenas de bares, restaurantes, discotecas, tiendas y demas de garitos para esquilmar al turista. Vamos, lo que en toda playa masificada se encuentra por sus calles.
Por otro lado en el casco histórico encontramos plazas, edificios, bares, tiendas, etc, digamos que lo bueno de aquí es que acabado el día de playa desconectas paseando por una bonita y recogida ciudad. Hay un arco de triunfo que dice ser el más antiguo de Italia, pero digamos que son restos de ello montados malamente en una entrada de una muralla. Lo que si es interesante es el puente de Tiberio, si bien se lo van a cargar en dos días por el exceso de tráfico que soporta. Desde el puente hasta la dársena del puerto hay amarres a ambos lados del río.
El Castillo Sismondo, que hasta hace poco fue una cárcel, está muy bien conservado pero el ayuntamiento ha tenido la brillante idea de rodearlo de una gran zona azul que hace aparcar los coches pegados a las piedras de sillería de sus muros.
El Templo Malatestiano es una iglesia franciscana que Segismundo Malatesta quiso modificar quedando inacabada la fachada principal. En alguna publicación encontrada en internet vi que se había hecho un concurso de propuestas para su terminación (cuan grande es la ignorancia de algunos políticos).
En la Piazza Cavour tuvimos suerte de disfrutar el primer día  de un mercadillo nocturno de antigüedades. Había mucho ambiente y las terrazas estaban llenas  disfrutando de un aperitivo (spritz) y un buffet incluido en el precio. Yo ya había visto esto en Génova y pensaba que era una oferta que hacían en un bar para estudiantes. En Rímini está generalizado y hay que saber donde hay un buen buffet para ir a cenar pagando sólo el precio de la copa.
Hay buenos bares donde disfrutar de un buen prosseco y una buena piadina rellena de roastbeef y para el postre abundan heladerías de calidad.
De los días que pasamos en Rímini utilizamos una  mañana para ir de excursión a la República de San Marino, una ciudad-estado muy bien organizada dedicada potencialmente al turismo, si bien existe alguna industria y empresa comercial que se beneficie de alguna exención fiscal por estar radicada allí. El coche se aparca en un parking de pago (barato). Después se suben ascensores hasta llegar a la ciudad amurallada, en continua evolución. Sus calles empinadas y sus plazas esan llenas de tiendas de souvenirs, perfumes, ropa cara y muchas, muchas, muchas.... tiendas de armas softair (de bolitas de plástico). La gente disfrutaba con las réplicas de las AK47 y estaban bastante concurridas. No vimos ningún restaurante que mereciese la pena. El Palazzo Público estaba  custodiado por unos soldados que parecían de juguete y  hacían las delicicias de los turistas porque se dejaban hacer fotos, vamos como en todos los países. Al cambio de guardia no llegamos. En medio de la plaza estaba aparcado el audi presidencial en el que la gente también se hacía fotos. Encima de esa plaza subiendo por una cuesta accedes a otra plaza donde está la basílica. Es una iglesia de planta rectangular dedicada a San Marino Diácono (patrón y fundador del país). En ella están parte de sus restos y desde todos los ángulos hay una buena visión de su ábside central que junto al deambulatorio presenta una visión inmaculada por su color blanco.
Como parte de la visita pagamos la entrada para visitar una de las torres vigías del castillo. En una de las las salas, aparte de exhibir arsenal antiguo, había un croquis de la edad de sus murallas, muchas de ellas actuales. Las otras torres eran parecidas pero en otro lado del castillo. Eso si, entre la Torre 1 y la 3 había una zona ajardinada muy de postal llamada Rocca Guaita.
Para el que quiere algún museo hay para todos los gustos, uno de aviones en la ladera de un monte, enfrente una colección privada de Ferraris y Abarth, en el castillo el omnipresente museo de las torturas, el de historia, el de antigüedades y uno para frikis que es el de las curiosidades. Decidimos comer algo rápido e irnos a tumbar a la playa. San Marino es una visita obligada si visitas Rímini pero no es un destino en sí.

domingo, 31 de agosto de 2014

Lago de Garda.

Este destino italiano es de los más solicitados por alemanes y austriácos que pasan la frontera con sus grandes coches cargados de bicis, barcas y niños. Es una zona de turismo familiar en estos meses. El centro de operaciones lo cogimos en Sirmione, una minipenínsula que se mete en la parte sur del lago. Hasta llegar al casco histórico, al que accedes por un puente del castillo Scaligero, a ambos lados de la carretera hay multitud de hoteles con sus respectivas playitas y embarcaderos. Nosotros elegimos uno que, si bien estaba un poco viejo (tenía un bidé incorporado en la ducha), tenía una playita de piedras muy maja con una buenísima puesta de sol que para muchos quisieran. Teníamos un paseo majo (1,7km) hasta llegar al castillo pero lo hacíamos con gusto. Cuando llegábamos de recompensa teníamos unos buenos helados y en grandes cantidades. La entrada era un poco caótica. Pasaban coches, bicicletas, miles de turistas mirando la foto que habían hecho con el smartphone...vamos un chocho increíble. Un amigo ya me dijo que este sitio en verano se pone a reventar y llevaba razón. Aún así el sitio es muy agradable. Hay muchos restaurantes, buenos regulares y malos, muchas tiendas de souvenirs y cualquier cosa típica de un lugar visitado por más de un millón de turistas en un més. Aparte del castillo Scaligero (de la familia veronesa) hay un bonito mirador en el lado Este que te lleva hasta unas playas públicas que aunque no merecen mucho la pena la gente acude en masa. Yo me quedo con las hamacas privadas de un hotel de cinco estrellas que parece de propaganda de fragancias de Dolce&Gabanna. Más allá de las playas y por un paseo interior se llegaba a las cuevas de Catullo, que ni eran cuevas ni estuvo allí el poeta. Era una Villa romana que habiendo estado cubierta de vegetación parecían cuevas. Su datación no coincidía con el periodo de vida de Catullo, pero el nombre de "Grotte di Catullo" vende más. Sobre el punto más alto se encuentra la iglesia de San Pietro in Mavino que es una bonita capilla románica muy bien restaurada con su techumbre de madera y sus frescos que abarcan del siglo XII al siglo XVI. Al lado del pueblo hay unas termas, mejor dicho, un spa al aire libre con tratamientos de aguas sulfurosas ricas en la zona.
De Sirmione a Peschiera del Garda hay un paseo peatonal y de bicicletas de unos 11 km que nosotros nos liamos a hacer a pata como si de una etapa del Camino de Santiago se tratase (11 de ida e 11 di ritorno). Este pueblo ha sabido aprovechar un fuerte militar Mediterráneo  para hacer que sus habitantes vivan del turismo con tiendas, bares, heladerías y restaurantes. Es un sitio agradable con buenas tiendas de ropa y calzado y terracitas para reponer fuerzas y ver pasar a la gente.
¡Qué bien se está de vacaciones!
Teníamos pensado subirnos a un barco para visitar dos pueblos del Norte del lago pero viendo que el trayecto era largo de tiempo y que nos costaba el billete 34€ por cabeza decidimos ir por carretera. Las carreteras eran bastante mejores que en el Lago de Como, pero al ir por el lado oeste pillamos mucha retención en un pueblo llamado Saló que junto al pueblo siguiente está plagado de casas señoriales y hoteles de lujo del 1900. Esto lo dejo pendiente para la próxima vez. Después de desesperarnos intentando aparcar gratis en Limone metimos el coche en un parking abajo, pegado al lago, que te daba acceso a lo bonito del puerto y las playas. Como en todo el lago , playas de piedras (fundamental llevar escarpines o cangrejeras). El pueblo es un intrincado ramal de callejuelas en cuesta plagadas de colmados en los que venden todo tipo de productos relacionados con el nombre de su pueblo y en especial botellas de limoncello. Está claro que eso es un reclamo turístico porque no es que haya muchas plantaciones de limoneros por la zona. Para comer yo recomiendo más una salchicha especiada junto al parking que el curioso restaurante escarbado en la roca en el que comimos junto al Porto Vechio. 
Después de pagar el parking pasamos toda la tarde en Riva del Garda.
Primero de todo, pudimos aparcar gratis. Junto al aparcamiento visitamos la iglesia de planta octogonal de la Inviolata, de estilo barroco. Está claro que es un enclave tomado en cuenta para los aficionados a la BTT. Había muchos grupos que o bien estaban descansando de las rutas o estaban para iniciarlas. Como en muchos pueblos italianos sus múltiples y cuidadas plazas dan pie a pasar mucho tiempo en las terrazas disfrutando del sol y un Spritz. Nosotros lo tomamos vigilados por la torre Apponale. Abundan las tiendas de grandes diseñadores y algunas cuyos creadores son los mismos dependientes. No tienen la fama del diseño por nada. En cuanto a zapaterías lo mismo, mucha marca conocida y su omnipresente franquicia Batta. Junto al puerto donde atracan los ferries hay una central hidroeléctrica con un salto entubado que surca la montaña para caer sobre un edificio con unos frisos monumentales estilo años 50. Se ve que está en funcionamiento. Me resultó curioso un pasaje que unía unas calles con una plaza, no era otra cosa que una iglesia desacralizada que mantenía su campanario. Hay tantas en Italia que no me extraña que algunas se abandonen para otros usos. A la vuelta cogimos la carretera que pasa por Torbole (un pueblo que se ha unido a Riva) y subimos las montañas hacia Trento para coger la autopista. Estamos acostumbrados a estar rodeados de viñas pero las extensiones que vimos allí eran para darse cuenta la cantidad de vino que se exporta con dnominaciones italianas. La de esta zona es compartida con Austria, gewurztraminer. Cuando llegamos al hotel de Sirmione nos dimos un baño, comimos unos sándwiches e hicimos las maletas para marchar al día siguiente a Rímini.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Como en el Lago de Como

Para el que no lo sepa, estoy en el Lago de Como, famoso por tener como habitante ilustre al hollywoodiense George Cloney. No me se el nombre del pueblo donde tiene la villa y ni me importa. Por lo visto su alcalde (no se de qué tendencia política) ha legislado para que nadie joda la boda de su convecino más famoso. Nadie se puede acercar a su villa con coche, carabana o barco tanto en la preparación como en su boda. Bueno dejandome de rollos, hemos pasado el día en Como, ciudad a la que debe el nombre el lago. He decidido ir en coche y en buena hora. La carretera bordea todo el lago desde Bellagio a Como y está plagada de ciclistas que no valoran su vida ni lo más mínimo. El tráfico es intenso en ambas direcciones y a eso añadele los lentos de dos ruedas. Seguir el GPS dando como referencia el centro de la ciudad me ha hecho meterme por peatonales que me llevaban a la plaza de la capital. Seguro que me gano alguna multa por entrar en zona de limitación de tráfico y en hora punta. Ya me lo contarán los del alquiler del coche.
Hemos conseguido salir y aparcar en una zona azul. Hemos visitado su bonita catedral, tomando un spritz en su plaza y despues hemos paseado junto al puerto. Desde ahí se ve un teleférico que sube una montaña para tener vistas panorámicas de la ciudad. Realmente lo bonito es que hubiese tenido vistas panorámicas sobre el lago. Al final del paseo hay una especie de templete que es el museo de Alessandro Volta (el inventor de la pila y por el que la potencia se llama voltaje). También hay un monumento a los caídos en la I Guerra Mundial (1915-1918). Cuando ya no aguantamos más el calor nos dedicamos a callejear por las calles estrechas que están más frescas y damos con un restaurante muy majo llamado Feel Como. Nos quedamos a comer y después vamos en busca de una torre espectacular que es la puerta principal de la bien conservada muralla que rodea el casco histórico.
Con esto hemos acabado nuestra excursión (la zona azul nos llama). El regreso, igual que la ida, carretera estrecha, ciclistas y coches que vienen de frente tirándose a nuestro carril.
Hace calor y tras estar contemplando un poco el pequeño embarcadero de Pescallo (junto al hotel) decidimos hacer un poquito de lectura en nuestra terracita. A las seis toca una vuelta desde Bellagio haciendo la ruta de las antiguas casas de la zona, el paseo te lleva por antiguos enclaves rurales que recuerdan a cualquier pedanía de pueblo español de unos diez habitantes. Eso sí, calles empedradas y escaleras empinadas. Se pasa por una Lechería Social que aun sigue en funcionamiento y por un antiguo lazareto que ahora es el cuartel de los carabinieri. Lo bueno es que el recorrido acaba en una pizzería con vistas al lago. Aunque no muy buena, es lo que hemos cenado.

martes, 5 de agosto de 2014

El descanso del guerrero

Tranquilidad junto al Hotel.

domingo, 3 de agosto de 2014

Italy again

Ya estoy de vacaciones por fin. El año se me ha hecho largo por muchos motivos y ya tengo mis merecidas vacaciones. La cosa ha empezado un poco torcida porque alguien me ha echado mal ojo y me persigue el diluvio universal. Primero en Zaragoza con unas pedradas que me han tuneado el coche y después en el aeropuerto de Bérgamo que al hacer andando 400 metros hemos quedado completamente empapados y la ropa de nuestras maletas también se ha calado algo. Hemos tenido que comprar unos paraguas para poder movernos. Después de coger el coche de alquiler hemos recorrido lentamente los pocos kilómetros que hay a Bellagio junto al lago de Como. Al llegar al hotel la señora de recepción no nos ha dejado entrar con el paraguas chorreando y hemos tenido que dejarlo en la puerta. Tras hacer el check-in, secarnos un poco en la habitación, remangarnos los pantalones y cambiar deportivas caladas por chanclas playeras, salimos a la calle y ya no estan los paraguas. Non ti preocupare... nos dice la señora. No podemos salir sin paraguas ni a coger el coche. Llama a su hija y esta le dice que se los ha dejado a los de la habitación de al lado. Mira que somos reacios a dejar el paraguas abandonado. Es de esas cosas que no tienen valor económico y a la gente no le importa tomarlo prestado en esas situaciones caóticas de alta demanda.
Menos mal que han estado vivas y nos han llevado en coche hasta el pueblo, nos han comprado dos paraguas y hemos podido empezar nuestra visita a Bellagio.
Bellagio es el pueblo que más fama tiene del lago de Como pero a mi entender está un poco sobrevalorado. Es curioso por sus calles escalonadas y empedradas. Tiene rincones bonitos pero me imagino que como en todos los pueblecitos que rodean el lago.
Hemos alucinado con una señora con sus plataformas de madera intentando no meterse un guarrazo bajando por una de sus calles. Después dirán que la infraestructura del pueblo es mala porque no hay donde agarrarse.
Junto al puerto de las batellas y los ferries se concentran la mayoría de los restaurantes con menús hechos para turistas con gran cantidad de fritos y pseudorissotos. Siguiendo lo que podría llamarse paseo "laguítimo" apareces en los jardines de Villa Melzi que es un parque monumento de la humanidad de caracter privado por el que cobran 6,5€ y andas entre árboles como en cualquier parque. Por no  embarrarnos decidimos coger un barco a otro pueblo. Cogemos un billete de ida y vuelta a Menagio que está enfrente (precio 9€ persona). Esperamos un rato sentados tomando el sol en el pontile due mientras vemos como marchan a otros destinos hasta que aparece nuestro barco. El pueblo merece la pena visitarlo sus placitas con terrazas y su paseo junto al puerto lo hacen muy agradable. Aquí me he tomado mi primer spritz, ya tenía ganas. Estamos pendientes de la hora porque el último barco zarpa a las 20.00 y nos veríamos en un serio problema (solucionable con guita) si nos quedamos en tierra. Al llegar a Bellagio damos un último paseo y buscando la salita capuccini para regresar al hotel damos con un restaurante en Pescallo en el que acabamos cenando. Con el hotel a unos cincuenta metros no nos podemos perder aun sin luz. A la cama para seguir mañana explorando la zona.

martes, 29 de julio de 2014

El mapa y el territorio, Michel Houellebecq

Después de "Las partículas elementales" tomé a este autor por, si no el mejor, uno de los mejores del panorama actual. Michel cuenta historias con personajes variados. Nos hace ver un poco de la sociedad francesa. Nos deja ver, aunque él diga que no, su preparación para desarrollar un tema. Aunque algunos párrafos sean un poco tediosos los lees para llegar a lo que quiere contar, que al final es interesante. El título, además de servir para desarrollar el tema de la primera parte en el que el protagonista se dedica a hacer fotos de los mapas Michelín, sirve de imagen de la policiaca tercera parte. Como dice en el principio del texto,¿qué es más importante, el mapa o el territorio (el terreno real). Viendo el mapa tenemos una conciencia de omnipotencia, recorremos todo con nuestra vista y nuestra mente, no es una imagen tridimensional limitada. El territorio muchas veces incluso decepciona. Vemos una gran explanada en el mapa como epicentro de serpenteantes carreteras que luego resulta ser un apestoso vertedero. ¿Quién no ha jugado mil veces con el maps arrastrando el ratón recorriendo ciudades y países hasta dar con nombres curiosos o formas curiosas que nos distraen de nuestra tediosa vida?
Hace poco vi la película "La vida secreta de Walter Mitty" en la que el protagonista vivía las aventuras a través de una revista y no por él mismo. Después de un gran trauma descubre que hay que salir a vivir la vida en la realidad aunque ello cueste sacrificios.
Houellebecq juega con este tema y con su persona. Su morbosidad llega hasta un entierro donde se ha tenido que recomponer al finado como sí de un puzzle de 10.000 piezas se tratara.
El sexo en Francia siempre es diferente, o por lo menos eso es lo el autor da a entender en sus libros. Sus parejas nunca se juntan por el sexo. Eso es una necesidad animal primaria que se satisface de cualquier forma.
Sexo, descanso y comida nunca faltan en sus libros. De aquí he sacado dos recetas que me he molestado en hacer a ver que tal. Una el gazpacho de rúcula y otra apio rallado con salsa remoulade. Las dos muy frescas para estas fechas.
Lo bueno de este autor es que siempre se conocen sitios nuevos y curiosos. En "Las partículas..." Cap D'agde (cuna europea de los intercambios de pareja) y en este "Dignitas" (una empresa de Zurich que se dedica a aplicar a eutanasia con dignidad). En la ficción el autor coloca en la misma calle de este vertedero humano un gran puticlub que no se sí será real pero que no sería nada de extrañar por eso de las últimas voluntades.
Por estas pequeñas cosas, por su mini novela negra de la tercera parte y por su buena prosa es un libro muy recomendable.

domingo, 27 de julio de 2014

Hobbes llevaba razón

"El hombre es un lobo para el hombre" y en esos momentos en los que desaparece todo tipo de reglas que nos ayudan a convivir y proteger a los débiles (conflictos bélicos) aparece el esperpento en forma de violaciones, pillajes y asesinatos llevados a cabo bajo la confusión de la guerra. Es cierto que los civiles pasan penurias por culpa de sus mandatarios que les engañan con falsas promesas. Pero lo que he leído hoy en las noticias de que han usado tarjetas de crédito del avión siniestrado de Malasya Airlines para comprar en Ucrania hace más referencia a esa frase del célebre pensador que a necesidades primarias de gente con una mínima educación.
Y aparte de esta reflexión ¿cómo es posible, en Europa, después de Hittler, que se den estos problemas? Muchos alemanes también se hicieron esa pregunta en la II Guerra Mundial. ¿Porqué un país, cuna de la filosofía moderna, llevó a cabo semejante atrocidad?
Antropológicamente la respuesta es clara, la necesidad de poder y dinero ante un mundo capitalista que educa a sus individuos para la consecución de ese fin.
Te enseñan desde niño a formarte para ser el mejor, el más alto, el más rápido, el más fuerte y el más listo. Con ello llegarás a tener el que más dinero y con ello hacer de tu capa un sayo sin importarte el prójimo al que has avasallado para conseguir tus metas.
Hay un psicólogo, Javier Urra de Estella, que dice que lo que ha de hacer el educando es formarse para mejorar y no para ser el mejor. Ya que la excelencia es una valoración variable que no va ligada para nada con el dinero y el poder.

miércoles, 4 de junio de 2014

Yo estuve allí.

Ya ha acabado el mes de mayo del 2014. Aparte del frikifestival de Eurovisión, por estos lares ha habido más frikismo que ningún otro año. En el puente de Mayo en el Circuito de los Arcos de Navarra hubo un espectáculo llamado Acceleration que además de coches y motos trajo conciertos que sorprendieron a más de uno. Os imagináis juntar Sabrina, Samatha Fox, Rick Ashley, Haddaway, Snap, 2Unlimited, Vengaboys, el coche fantástico y videos de los 80 y 90. Pues eso es lo que  la empresa holandesa que montó  el negocio presentó para el primer día después de los entrenamientos de unos cochecitos Legend que zumbaban que no veas. El maestro de ceremonias ni más ni menos que David Haselhoff. Para abrir el concierto la interpretación de la cabecera de "Los vigilantes de la playa",  con su chupa de capitán de playa y rodeado de vigilantas provistas de los flotadores de rescate. ¡Menudo showman! . Todo el mundo gozó mucho. Entre actuación y actuación proyectaban vídeos que rememoraban viejos tiempos, viejas noticias y viejos cacharros. Que si la boda de Lady Di, el pacman, "El imperio contrataca", la primera Nintendo, los walkman de Sony, etc. La edad media de los espectadores como os  podéis  imaginar, 40 años. Con la cerveza en la mano y una sonrisa en la cara mientras vienen a su mente esos recuerdos. Hay un libro en el mercado, "Yo también fui a E.G.B.", que te hace sentir algo parecido. Las actuaciones y los atributos de las cantantes también generaban mucha curiosidad. Para los grupos discotequeros no pasan los años. Es como decir  que  ya no se lleva la música de ABBA. Siguen teniendo marcha y hacen moverse al personal. Samantha Fox, es una madurita de casi 50 años que no hacía más que sobarse las tetas bastante recogidas en un bustier armadísimo. Su repertorio musical un poco  peñazo. Sabrina, un poco más joven que la otra, en su línea con su eterna canción "Boys, boys, boys..." pero sin dejarse escapar escapar la teta. Rick Ashley se cayó del cartel pero no se le echó mucho en falta porque los Vengaboys  dieron mucha caña. Todo el mundo salía del recinto comentando entre unos y otros ¿y te acuerdas...?, echándose unas risas yendo subidos de alcohol y recuerdos. El segundo día más coches. Esta vez FA1 una modalidad reglada por la FIA. Por la noche DJ's que atrajeron una chiquillería de 15 a 20 años que desfasaban más en tema de bebida y otras sustancias. De aquí se cayó del cartel Brian Cross pero el showman que lo sustituyó hizo vibrar a todo bicho viviente. Dj Nano estuvo bien. El plato fuerte de este día era la rumana Inna que aunque pasó frío y no pudo lucir cachas como suele hacer entre canción y canción saludaba al público en español y agradecía una y otra vez el que el tour le haya traído aquí. El domingo por la mañana se disputaron las pruebas de motor que no atrajeron a tanta gente como el Sr. Haselhoff.



 


 Para empezar el mes no estaba mal. Pero ese mismo día se inauguraba el sexto festival Friki de Logroño. El Frikoño ya va por su sexta edición y en ella toman parte infinidad de bares del lugar además de la escula de diseño de La Rioja con una exposición llamada Grotesque. De los bares cabe destacar el ShowCooking de Guarrindongadas. En el desfile friki todavía no se atreve mucha gente a disfrazarse. No es como el Salón del cómic de Barcelona. Pero tiempo al tiempo...