miércoles, 31 de octubre de 2012

Wicklow Mountains, Glendalough y Avoca.

Para ver algo más en Irlanda que su capital hemos decidido hacer una excursión de 150 km. Los sitios que visitamos son los del encabezamiento además de pasar por un pueblo llamado Hollywood donde se grabó Michael Collins. Por el camino el guía nos va contando las cosas que vemos a través de la ventana del autobús. Que si el campo de fútbol, que si una zona residencial fruto de la burbuja inmobiliaria con centro comercial ,hotel, campo de golf y tranvía al centro, que si un sanatorio para tuberculosos de donde los enfermos salían muertos y los familiares se enteraban de ello por los diarios, que si un "pueblito bueno" famoso por su feria de ganado, que si lagos formados por la creación de una gran presa para abastecer de agua al millón y medio de habitantes de Dublín, que si el pueblo llamado Hollywood (bosque sagrado) y las películas grabadas en estas localizaciones ( Braveheart, Excalibur, Avatar, El conde de Montecristo...)...
Después de esquivar a alguna oveja que se cruza en la carretera el chófer para en una zona llena de pedruscos en donde se grabó alguna escena de Braveheart. Hay unas vistas del valle impresionantes y la gente, yo incluído, hace fotos sin parar. En diez minutos estamos de nuevo en el bus y bajamos el valle glacial hacia Glendalough. Lough significa lago. En este enclave hay dos, uno pequeño rodeado de vegetación y otro más abierto donde los patos se dejan hacer unas tomas me imagino que porque alguien les habrá echado migas del bocata. Pero lo importante de este enclave es el asentamiento monástico fundado en el siglo V por San Kevin. Este santo hombre harto de la vida se refugia en estas montañas y junto a sus seguidores forma este monasterio donde meditan y viven de maravilla en comunión con la naturaleza. Los edificios principales (campanario, basílica, cocinas y refectorio) están rodeadas por lápidas y cruces celtas. Si pisas en algo duro, que piensas es una piedra, estás equivocado, es una lápida desgastadísima del siglo VI. En lo posible hay que seguir los caminitos. El campanario además de sostener las campanas tenía la función de proteger a los monjes que después de dar la alarma trepaban a la torre y retirando la escalera quedaban resguardados. ¿De quién?, sobre todo de las racias de los vikingos.
A las dos y media estamos todos en el autobús menos una señora que decide, motu propio, estar repantingada en un bar mientras los demás nos morimos de hambre (bueno, yo no, porque soy previsor y siempre llevo un paquete de galletas en la mochila). Después de pedir perdón por la señora, completado el rebaño, la vuelta la hacemos subiendo por la ladera de otra montaña. Nuestro guía de más de 70 años reanuda sus soliloquios explicando que en estas montañas es de los únicos sitios del mundo donde hay un sistema de almacenamiento de electricidad basado en la variación de alturas de sus lagos, la importancia de la madera de roble de estos bosques para la construcción de barcos y palacios, de los yacimientos mineros (primero oro y después cobre)...
Llegamos a un pueblo llamado Avoca Village donde vamos a comer. Este antiguo pueblo minero dio nombre a diez pueblos en EEUU y tres o cuatro en Australia dedicados también a la minería debido a la emigración irlandesa. En el pueblo hay un antiguo molino de agua utilizado para en la época industrial para mover telares para la fabricación de mantas. Allí siguen haciéndolas pero con maquinaria eléctrica más productiva. Después de comer en una coqueta cafetería nos invitan a verlo pero rápidamente para no perder el autobús. Nos hemos quedado con las ganas de chafardear por la tienda. La vuelta a la ciudad es más relajada y alguno echa una cabezadita. El viaje ha merecido la pena.
El miércoles, de museos. Impresionante el Chester Beatty (gratis, entretenido,buen café y comida). Este ingeniero en minas enriquecido en América donó a la ciudad un auténtico tesoro. El Arqueológico Nacional es también muy recomendable, aquí tienen todos los restos del yacimiento vikingo encontrado al excavar para hacer el ayuntamiento. El de Historia Natural prescindible, bichos disecados llenos de polvo, aunque a los niños les mola.
El jueves vuelta a otro país al borde del rescate. Me quedo con las ganas de ver más rincones de la "isla esmeralda".

miércoles, 24 de octubre de 2012

Smells Dublín

¿A qué huele Dublín?, depende de la zona donde estés. Hay dos olores característicos. Por un lado si estando entre el río Liffey, cerca de las Four Courts, y la estación de Heuston, el agradable olor a grano tostado procedente de la fábrica de Guinness me hace recordar el que impregna el aire de Logroño con su tostadora de café. En la zona centro, cuando paseas entre los edificios emblemáticos de la ciudad, la fritanga de muchos locales de "fish&chips" hacen que las arterias de tu corazón se escondan por miedo a que te metas eso entre pecho y espalda. No sólo es por los "fish&chips", también el irish breakfast contribuye a ello. Un desayuno de estos es con lo que arrancamos la mañana.
Es lunes y queremos adelantar la visita a algun museo (en la guía pone que hay uno abierto). Después del chasco del museo de arte moderno hoy hemos probado a ver el Chester Beaty, un museo gratuito que es de lo mejor de Dublín. Está junto al parque del castillo que da el nombre a la ciudad "Dub Lin" (piscina negra). Está cerrado, la guía de Lonelyplanet nos ha engañado. En vista del éxito pasamos al plan B, ir a la búsqueda de una tienda de insumos cerveceros que hay en las afueras. Está en una zona obrera donde las casas están peor cuidadas pero con sus puertas de colores. El sistema de recogida de basuras de la ciudad no es muy bueno y hay bolsas tanto en el asfalto como en las aceras. Cuando llegamos a la tienda nos la encontramos cerrada y sin ningún tipo horario de apertura. La caminata nos ha abierto el apetito y decidimos buscar un hotel-restaurante llamado Schoolhouse que habíamos visto en el Booking. Está al otro lado del gran canal. Es una antigua escuela de 1861 adaptada como hotel boutique con un restaurante y pub frecuentado por gente local que trabaja en las cercanas oficinas bancarias de la zona. Hemos comido en el pub un sandwich caliente del día y una "beef Guinness pie", para beber dos pintas de Guinnes. Hemos whatsappeado con la familia por WIFI y vuelta al centro. El tour gratuito del sábado nos sirvió para saber trucos de ahorro en esta ciudad. En la universidad hay un edificio que acoge una exposición permanente del "Libro de Kells", el libro medieval más importante de la cultura irlandesa, y de la "Long Room"(sale en Harry Potter). Juan nos dijo que la visita merece la pena no por el Libro sino por la sala larga. La visita, recreándose en todo, no te lleva ni 20 minutos por lo que los 9€ se hacen caros. El truco: cierran a las cinco y, como para ellos es tan importante lo que están exhibiendo consideran que con media hora no aprecias los detalles de la biblioteca, a partir de las cuatro y media cobran sólo 4,5€. Le pregunto al de la taquilla y me dice que efectivamente es a mitad de precio. Pagamos y después de ver las dos hojas que enseñan del famoso libro subimos a la sala grande de la biblioteca que con 65 metros de largo y cerca de 10 metros de altura alberga cerca de 200.000 libros ( la biblioteca del Trinity College tiene más de cinco millones de ejemplares) en varias alturas de antiguas estanterías de madera. Junto a las jambas de los muebles bustos de pensadores, escritores y sabios de toda la historia. En el centro, dentro de vitrinas, libros y mapas curiosos que deleitan a los visitantes. Lo dicho, en media hora has hecho la visita. Al salir, cerca de la estatua de Molly Mallone (la pescatera prostituta) tomamos un café en un Costa y hacemos planes para el martes. Cuando pasamos por una oficina de turismo compramos unos tickets para hacer una excursión por los montes Wicklow. De vuelta al hotel paramos por algunas tiendas, una de ellas los almacenes Pennys que pertenecen a la empresa Primark (que es irlandesa). Depués de asearnos en la habitación bajamos de nuevo a la calle O'Connell y cenamos una ensalada y unas alitas en el Madigan's. Para beber pinta de Guinness y pinta de Bullmers (una sidra parecida a la francesa) que aquí tiene mucho éxito para la gente que no se quiere volverse un dipsomaniaco. En la barra hay una pareja que está hablando con un fornido pintor lleno de manchas mientras toman unas pintas. Nosotros los observamos porque se están echando unas risas que no veas. Al rato se despiden, él con un perdón por la facha que llevo y ellos con un encantadísimos de conocerte. Así son los irlandeses, afables como nadie, estén o no estén borrachos.

Continuará.

lunes, 8 de octubre de 2012

"Queen of tarts", Free tour y el timo de Guinness.






El día ha amanecido soleado. Es Sábado y hay que ir de mercadillos. Hemos buscado en la Lonely Planet y no hace referencia a ninguno. Mirando internet sólo encontramos uno cerca de la zona de Temple Bar. Los escasos tenderetes están a medio montar y no se ven muy interesantes. Por suerte en esa misma calle hay un buen sitio para desayunar llamado "Queen of tarts" (¿alguien se atreve a traducir?). Tengo una amiga a la que una camarera le miró con mala cara cuando le dijo " piece of tart" (pedazo de puta). En este caso es lo que se piensa la gente y hay a la venta unas tartas increibles. Eso sí, se sigue pidiendo "a piece of cake". Hemos probado la de chocolate, la de zanahoria y una llamada old victorian sponge. Todas muy buenas. En vista de que el mercadillo era una ful hemos empezado a caminar para ver cosas. En el camino, debajo del antiguo ayuntamiento nos hemos topado con una concentración de gente alrededor de un cartel que rezaba "Free tour". Muchos españoles como nosotros nos hemos puesto a la cola. Unas chicas de Murcia que tenemos delante nos explican como va el tema porque ya han hecho un par de ellos. Sigues a los guías durante unas tres horas oyendo sus explicaciones en tu idioma y divirtiendote con las anécdotas que cuentan. Después pagas la voluntad por el tour. Nadie te obliga a pagar esto o aquello. Lo que puedas o quieras.

Se ha juntado un grupo grande pero Juan (nuestro guía) ha podido con todos. Sentados dentro del ayuntamiento viendo la preciosa cúpula del mismo nos ha impartido una breve y precisa clase de historia irlandesa para entrar en situación e ir más tarde al castillo, iglesia vikinga, Temple Bar, O'Connell Bridge, Trinity College, Museos y Stephen's Green Park. Salimos contentísimos del tour y de su descubrimiento. El chico nos dijo trucos y cosas que merecen y no la pena pagar. Hizo propaganda de otro interesantísimo tour para fiesteros que por 11€ te llevan de bares y tienes pintas y chupitos gratis además de entrada a discoteca VIP. Ya advierte que si solo tomas una pinta no sale a cuento. Para información de estos tours mirad la foto de los tickets.
Después hemos comido algo ligero en un restaurante de un centro comercial ubicado dentro de una casa georgiana. Allí me he chocado nada más y nada menos que con Colm Meaney (The van, Café irlandés, y toda peli que se precie en tener un irlandés tipo). Son las cinco y para hacer tiempo para las pintas damos un garbeo por los alrededores de la antigua destilería Jameson, una zona donde contrastan casas y pisos muy humildes con nuevos edificios a la venta fruto de crack del 2007. El guía del free tour nos ha recomendado un pub llamado Porterhouse donde tienen sus propias cervezas. Han caído tres pintas: una red ale, una brainblastic de 11° y una plain Porter. Contentos para el hotel.
La mañana del Domingo es más tranquila. Levantarnos a las nueve y media, un brunch irlandés con huevos, bacon, salchichas, triángulos de patata, tomate y champiñones. Un paseo por el parque urbano más grande de Europa persiguiendo ciervos y cafecito con muffin en una casita de té junto al zoo. De camino para la ciudad de la Guinness nos desviamos para ver el Museo de arte moderno y está todo desmantelado. Un trabajador dice que es por cambio de exposiciones pero yo veo recortes de un museo público. Por lo menos tiene un bonito parque que sí está cuidado.
La Guinness. ¿Qué decir de la Guinness?. Es el motor de Irlanda. Si hubiese un partido político de esta cerveza... gobernaría el país con más del 70% de los votos. El emblema del gobierno de Irlanda de hecho es el mismo arpa de Guinness girada al lado opuesto. El registro por parte de la cervecera del arpa de un heroe nacional impidió al gobierno usarla en la misma posición. La fábrica está dentro de Dublín y el contrato de arrendamiento del terreno duraba 9000 años por una pocas libras. Vamos pelotazo que dió el Arthur Guinness para generaciones. Ahora pertenece a un holding alcohólico donde están J&B, Bailey's, Smirnoff y alguna más. Han montado junto a la fábrica la gran atracción turística de Irlanda que en realidad es un timo. Se paga 16'5€ por leer cuatro carteles y tomar una pinta en el mirador que tiene sobre la quinta planta. La tercera y cuarta planta son para convenciones y charlas de empresa. Hay una pared de la fama que tiene cuatro personajes. Fijaos sin son cutres que tienen al Villareal C.F. ( es cutre que sea el único equipo entre las veinte fotos). Patético. El mirador (gravity bar) donde tomas la pinta te permite hacer unas buenas fotos panorámicas.

Nada más que destacar del día.

domingo, 7 de octubre de 2012

Mejorando mi inglés.

Mi segunda quincena de vacaciones he optado por ir a mejorar mi inglés con el método más sencillo del mundo. Ni el método de las mil palabras ni Richard Vaughan consiguen un resultado más rápido que ir a la cuna del aprendizaje de inglés para españoles. No es UK. Es Dublín. No hace falta ir al Trinity College para esto. Según bajas por O'conell street hacia la universidad, pasado el puente giras a mano derecha en la segunda intersección y apareces en una zona plagada de academias llamada Temple Bar en las que por el módico precio de 4 ó 5 € te sueltas a hablar y mitigas la sed. Las pintas ayudan a ello. Tu inglés mejora proporcionalmente con las pintas que consumes. Es increible cómo funciona el método.
Después de estar en manga corta en Santander pasamos a llevar el parca de invierno en Dublín donde hace 6ºC con sensación térmica de 4ºC. Llegamos por la tarde y después de comprar un return ticket de bus en el aeropuerto hicimos la entrada en el hotel. La habitación olía excesívamente a tabaco y pedimos que nos la cambiasen. Nos dijeron que para el día siguiente. Era hora de cenar y fuimos directos a la zona de bares y restaurantes conocida como "Temple Bar". Había gente muy pasada y todavía eran las 19.30. Nos llamó la atención un restaurante llamado   "Elephant&castle" y reservamos para una hora más tarde. La espera de una hora la hicimos en un pub de un callejón donde había música en directo y estaba llenísimo. Pedimos unas pintas de Guinness y un amable borracho nos hizo sitio junto a su mesa. Después de agradecerle su amabilidad e intentar entablar una conversación coherente dijo que se iba al baño. A los cinco minutos aparecía escoltado por dos camareros salidos de un equipo de rugby que le dicían que pagase los 24€ que debía y que se largase. Él se hacía un poco el longuis. El cantante mientras, jaleaba por países a los bebedores del local. Los grupitos de españoles, alemanes y austriacos chillaban al oir su país. Tres canciones más y terminada la pinta nos fuimos. De la cena lo mejor fueron unas alitas picantes que hay en casi todos los restaurantes del lugar. La restauración en la ciudad no es muy variada y cuesta mucho evitar las fritangas. Mi aguante de pintas son dos. Por lo que después de la de la cena volvimos al hotel. Junto a la puerta del hotel unos portero de discoteca está pegando a un borracho pesado que está tocándole los huevos. Me imagino que viernes y sábado será más intenso.
Nos hemos levantado pronto para patear la ciudad y ir haciéndonos una idea de donde hay tiendas, restaurantes, iglesias, mercadillos, etc.
Después de un desayuno con salchichas, huevos y patatas nos hemos decantado por ver las iglesias. La primera que encontramos por el camino es la de Christ Church. Es una iglesia construida por los vikingos en la que lo importante es la cripta pero que el protagonismo le ha sido robado por un gato y un ratón disecados que se encontraron en los tubos del órgano durante una limpieza. Les pusieron de nombre "Tom y Jerry" y los expusieron. Ahora hace las delicias de los turistas. Optamos por pagar por la Catedral de San Patricio. Craso error. Dinero tirado. Una construcción neogótica bastante basiquita. En su interior muchos bustos y estatuas de gente de la ciudad además de homenajes a los soldados irlandeses mandados a guerras africanas, indias y europeas. Aparte de eso una cuarta parte de la planta está ocupada por souvenirs de Irlanda y Dublín. Si Jesús estuviese vivo podría repetir la escena de los tenderetes. Lo interesante ha sido conocer que Jonathan Swift (el autor de "Los viajes de Gulliver") fue Dean de esta catedral.
Graphton Street nos gustó más. Una calle peatonal comercial y plagada de artistas callejeros. Frente a una tienda de discos de la cadena HMV había un grupito juvenil que sonda brutal. Si hay una cosa buena en esta ciudad es la cantidad de músicos y grupos amateurs que le dan veinte vueltas a muchos profesionales. La noche la terminamos en el Madigan's junto al hotel. Unos buenos sandwichs con patatas, unas pintas de Guinness y un concierto de un tío que versionaba muy bien a Johnny Cash aparte de tener un gran repertorio de canciones tradicionales irlandesas.