domingo, 11 de mayo de 2014

La salchicha peleona.

Cada vez que veo Eurovisión alucino más y más. No entiendo cómo, habiendo canciones medianamente aceptables e interpretes profesionales de principio a fin, se premia el frikismo porque es lo políticamente correcto. Algún día tengo que averiguar cómo se llevan a cabo las votaciones. Incluso España otorgó los doce puntos al dragqueen que objetívamente cantaba mal. En los foros se habla de que el politiqueo estaba presente contra Rusia tanto en los abucheos que se oían al nombrar ese país como en la votación  beneficiando una opción sexual que aborrece ese retrógrado pensamiento del que hacen gala en Moscú. Desde luego esos puntos que se intercambiaban los antiguos miembros de la URSS era un triste ejemplo del poco criterio musical que se sigue para las votaciones.

La comunicación también dio que hablar. Había que unificar el diálogo con un idioma común que no es otro que el inglés.

Cierto que nuestra presentadora no se había aprendido bien los números en inglés y la pronunciación, de nuevo, dejaba mucho que desear, pero los chovinistas franceses, como siempre, contra corriente y a su puta bola. Aunque, ¿qué sería de Eurovisión sin el "¡ guayominí di pua !" ?
En fin seguiremos comentando el mes del frikismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es lo que tienen estos festivales. Además de cantar hay que ser "alguien" en Europa.
Lakacerola.

ulises dijo...

Es verdad. Yo no contaba con eso de ser alguien en Europa. Je, je.