Hace poco vi la película "La vida secreta de Walter Mitty" en la que el protagonista vivía las aventuras a través de una revista y no por él mismo. Después de un gran trauma descubre que hay que salir a vivir la vida en la realidad aunque ello cueste sacrificios.
Houellebecq juega con este tema y con su persona. Su morbosidad llega hasta un entierro donde se ha tenido que recomponer al finado como sí de un puzzle de 10.000 piezas se tratara.
El sexo en Francia siempre es diferente, o por lo menos eso es lo el autor da a entender en sus libros. Sus parejas nunca se juntan por el sexo. Eso es una necesidad animal primaria que se satisface de cualquier forma.
Sexo, descanso y comida nunca faltan en sus libros. De aquí he sacado dos recetas que me he molestado en hacer a ver que tal. Una el gazpacho de rúcula y otra apio rallado con salsa remoulade. Las dos muy frescas para estas fechas.
Lo bueno de este autor es que siempre se conocen sitios nuevos y curiosos. En "Las partículas..." Cap D'agde (cuna europea de los intercambios de pareja) y en este "Dignitas" (una empresa de Zurich que se dedica a aplicar a eutanasia con dignidad). En la ficción el autor coloca en la misma calle de este vertedero humano un gran puticlub que no se sí será real pero que no sería nada de extrañar por eso de las últimas voluntades.
Por estas pequeñas cosas, por su mini novela negra de la tercera parte y por su buena prosa es un libro muy recomendable.
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