domingo, 3 de agosto de 2014

Italy again

Ya estoy de vacaciones por fin. El año se me ha hecho largo por muchos motivos y ya tengo mis merecidas vacaciones. La cosa ha empezado un poco torcida porque alguien me ha echado mal ojo y me persigue el diluvio universal. Primero en Zaragoza con unas pedradas que me han tuneado el coche y después en el aeropuerto de Bérgamo que al hacer andando 400 metros hemos quedado completamente empapados y la ropa de nuestras maletas también se ha calado algo. Hemos tenido que comprar unos paraguas para poder movernos. Después de coger el coche de alquiler hemos recorrido lentamente los pocos kilómetros que hay a Bellagio junto al lago de Como. Al llegar al hotel la señora de recepción no nos ha dejado entrar con el paraguas chorreando y hemos tenido que dejarlo en la puerta. Tras hacer el check-in, secarnos un poco en la habitación, remangarnos los pantalones y cambiar deportivas caladas por chanclas playeras, salimos a la calle y ya no estan los paraguas. Non ti preocupare... nos dice la señora. No podemos salir sin paraguas ni a coger el coche. Llama a su hija y esta le dice que se los ha dejado a los de la habitación de al lado. Mira que somos reacios a dejar el paraguas abandonado. Es de esas cosas que no tienen valor económico y a la gente no le importa tomarlo prestado en esas situaciones caóticas de alta demanda.
Menos mal que han estado vivas y nos han llevado en coche hasta el pueblo, nos han comprado dos paraguas y hemos podido empezar nuestra visita a Bellagio.
Bellagio es el pueblo que más fama tiene del lago de Como pero a mi entender está un poco sobrevalorado. Es curioso por sus calles escalonadas y empedradas. Tiene rincones bonitos pero me imagino que como en todos los pueblecitos que rodean el lago.
Hemos alucinado con una señora con sus plataformas de madera intentando no meterse un guarrazo bajando por una de sus calles. Después dirán que la infraestructura del pueblo es mala porque no hay donde agarrarse.
Junto al puerto de las batellas y los ferries se concentran la mayoría de los restaurantes con menús hechos para turistas con gran cantidad de fritos y pseudorissotos. Siguiendo lo que podría llamarse paseo "laguítimo" apareces en los jardines de Villa Melzi que es un parque monumento de la humanidad de caracter privado por el que cobran 6,5€ y andas entre árboles como en cualquier parque. Por no  embarrarnos decidimos coger un barco a otro pueblo. Cogemos un billete de ida y vuelta a Menagio que está enfrente (precio 9€ persona). Esperamos un rato sentados tomando el sol en el pontile due mientras vemos como marchan a otros destinos hasta que aparece nuestro barco. El pueblo merece la pena visitarlo sus placitas con terrazas y su paseo junto al puerto lo hacen muy agradable. Aquí me he tomado mi primer spritz, ya tenía ganas. Estamos pendientes de la hora porque el último barco zarpa a las 20.00 y nos veríamos en un serio problema (solucionable con guita) si nos quedamos en tierra. Al llegar a Bellagio damos un último paseo y buscando la salita capuccini para regresar al hotel damos con un restaurante en Pescallo en el que acabamos cenando. Con el hotel a unos cincuenta metros no nos podemos perder aun sin luz. A la cama para seguir mañana explorando la zona.

6 comentarios:

gianna dijo...

que suerte poder hacer esos viajes aunque llueva.
que sigas disfrutando Italia!!!
buon viaggio e auguri

Anónimo dijo...

Me encanta !!!
Lakacerola.

ulises dijo...

Grazie Gianna. El clima es lo que tiene, pero eso no tiene que impedir ver cosas nuevas.

ulises dijo...

Es un sitio fotogénico y hay helados y spritz. Para que se quiere más.

juanjo dijo...

Me encanta el lago de Como...y el spritz

ulises dijo...

Ya somos dos. Tengo un par de botellas de Aperol en casa para matar la morriña de Italia. Pero aun así es lo mismo que tomarte un Rioja en Miami. Lo suyo es ir al origen.