miércoles, 29 de octubre de 2008

La Provenza y alrededores

Por fin he revelado las fotos de vacaciones y puedo relatar la visita a la Provenza.
Partimos el lunes desde Salou escapándonos del diluvio universal que anegaba todas las calles de la villa. Tuvimos que esperar casi tres horas para encontrar una escapatoria y no tener que anular el check-in del primer hotel. El trayecto lo hicimos dentro de una gran nube cargada de rayos y truenos, poca visibilidad y velocidad limitada por las circunstancias. Respiramos al llegar a Barcelona. Parada de descanso en La Junquera. Había que sacar dinero en un cajero español y despedirnos de la comida autóctona. Grandes supermercados de perfumería ofrecían sus productos a buenos precios para los franceses y no tan buenos para los españoles.
Comimos en un buffet libre con más de 175 platos, que, si lo llego a pillar en otro sitio me hubiesen tenido que sacar de él con espátula.
Continuamos trayecto pasando la ex frontera y entrando en autovías limitadas a 110 Km/Hora y autopistas limitadas a 130 Km/Hora.
El GPS callejeó hasta el punto de destino Hotel La Baume (Nimes) y encontramos un aparcamiento de zona azul que no tuvimos que pagar por la hora.
Hicimos la entrada en el hotel con mis escuetas frasecitas de francés y salimos a disfrutar de la noche. Tomamos unas pintas en una cervecería temática cerca del hotel y buscamos los puntos de interés turístico para adelantar tiempo al día siguiente. No nos costó mucho porque todo estaba junto. Estaba bien iluminado, por lo que pude tomar buenas fotos. Nos extrañó el poco tránsito de habitantes a esa hora (20.00 horas) y casi todos los locales vacíos y a punto de echar el cierre.
Para saber mi impresión del hotel http://www.buscarhotel.blogspot.com/
Segundo día, a las 9.00 horas en la calle para alimentar el parquímetro y tomar un desayuno a ser posible típico. Una franquicia de pastelería hacía unas gurmandines con pepitas de chocolate que ciertamente estaban buenas. Del café mejor no hablar.
Volvimos a hacer el recorrido de la noche para ver la arquitectura romana a la luz del día y un bonito parque de la época de la Revolución Industrial que las guías tratan de comparar con el Parc Güell.
Después del paseo cogimos el coche para ir a Avignón.
Es una ciudad amurallada bien cuidada cuyo centro de atracción es el palacio de los papas. Durante unos 70 años la Sede Papal radicaba en esta ciudad del Ródano por lo que se sucedieron unos cuantos papas franceses que redecoraban el palacio de acuerdo con sus gustos y sus necesidades.
Una vez me dijo un profesor en la universidad que lo bueno de estudiar y conocer es que se te quede algo grabado en la memoria, aunque sea la mayor tontería del mundo.
Arquitectónicamente los escondrijos de la tesorería y la superposición de naves y capillas. La basílica principal estaba sobre la sede del Tribunal de la Rota que era un habitáculo igual de grande.
Las cocinas con su tremenda chimenea eran capaces de elaboran ingentes banquetes como el de la coronación de Clemente VI.
Al caer la tarde volvimos a Nimes y cenamos unas pizzas afrancesadas con chevre (queso de cabra) una y la otra con una pasta de bacalao.
Tercer día, a las 9.00 salida del hotel y moneditas al parquímetro, repetimos el desayuno y marcamos rumbo hacia Arlés.
El Best Western Hotel Atrium http://www.buscarhotel.blogspot.com/ estaba junto a la estación del tren por lo que me resultó imposible encontrar un parking que no fuese zona de pago. Después de gastar algún litro de gasolina dando vueltas nos dijeron las recepcionistas que el coche ya lo podíamos meter; tuvimos que hacer la entrada en las habitaciones más tarde.
Aprovechamos para empezar nuestra visita a esta pequeña ciudad de unos 52.000 habitantes. Arlés es cuna de artistas como Jacques Réattu, Christian Lacroix, Frederic Mistral y más sonados como los Gipsy Kings. Atrajo a otros tantos como Van Gogh, Gauguin o Picasso.
Empezamos viendo el Muséon Arlaten una entidad municipal que gira en torno a la vida y costumbres de sus antepasados en general y del poeta Frederic Mistral en particular.
Las cuidadoras iban disfrazadas con ropa de sus abuelas.
Seguimos ruando por una peatonal hasta el espacio Van Gogh (el claustro del hospital donde ingresaron al pintor después de cortarse la oreja). El parterre de variados colores incitaba a la contemplación.
Después junto al Ródano las Termas de Constantino que todavía me estoy preguntando porqué cobraban entrada. A unos cincuenta metros visitamos el Museo Réattu que aparte de los cuadros de este pintor se exhiben unos dibujos de Picasso y vestidos de Christian Lacroix.
En medio de la ciudad hay un anfiteatro romano que al igual que en Nimes se utiliza como plaza de toros.
En una casa junto a la arena se pagaba dos euros por ver una recreación de la famosa habitación pintada por el pelirrojo. Del teatro sólo quedaban en pie dos columnas, donde esté el de Mérida…
En resumen creo que a este lugar volveré. Tengo que ver Les Alyscamps, estaba cerrado a las 18.00 horas.
Cuarto día, no dejé desayunar a nadie hasta llegar a Marsella. Cuando pasé junto a un Arco de Triunfo decidí aparcar y así poder tomar un cafecito y un bollo.
Junto al puerto había una tahona donde servían las dos cosas y decir que la bollería francesa tiene un aprobado con nota.













Ingeridas las vituallas subimos una montaña hasta Notre Dame du la Garde (patrona de los pescadores). Me dejó impresionado las medidas de la estatua del tejado. Por lo demás es una iglesia inspirada en el arte bizantino donde predomina el dorado.
Junto a la dársena pudimos degustar una tajine de cordero con verduras hiperespeciadas, naranja con miel y un té verde con menta y piñones.
Sin comentarios.
Bueno si, que coño, donde estén las patatas con chorizo... Estos argelinos, ¿acaso no saben que el cordero hay que disfrutarlo al sarmiento?
Más cosas en Marsella … Mmm… Mmm

¡Ah, si! Bonita lencería en las galerías Lafayette

Quinto día, ya de regreso nos desviamos a Carcassona (el país de los herejizados albingenses vulgarmente llamados Cátaros).












La ciudadela con el castillo está muy bien conservada pero la saturación de restaurantes y chiringuitos de souvenirs afean el lugar.
De la comida decir que la famosa Cassoulette no es otra cosa que unas alubias deslavadas con un trozo de carne de pato y una salchicha.
En el pueblo está el Canal du Midi que lo conecta con Toulusse recorriendo bonitos parajes (eso dicen).
El resto del regreso bien salvo un pequeño incidente con las gasolineras.

1 comentario:

IBE dijo...

Ahora queda hacer el Valle del Loire ,que debe ser una pasada con el recorrido por los castillos. A ver si podemos ir juntos.