iniciamos nuestra visita.
Es una catedral gótica con bonitas vidrieras dedicada al arcangel San Miguel (el matadragones) y a Santa Gúdula. Lo más llamativo y por lo que merece la pena entrar es por el impresionante púlpito tallado en madera oscura. La precisión de los detalles y el tamaño hacen darse cuenta de los grandes artesanos que han pasado por este mundo.
Fuimos a parar al jardín botánico, un sitio poco cuidado y lleno de indigentes, borrachos y truhanes. Siguiendo la calle para ver una bonita iglesia con grandes cúpulas aparecimos en un gueto musulmán donde había muchos grupitos de machos araganes que miraban extrañados a las mujeres que pasaban sin velo. Después he sabido que el 17% de la población de Bruselas practica el Islam.La tarde nos la tomamos de relax yendo de tiendas, comiendo gofres que sólo allí saben hacer y tomando unas cervecitas en una cervecería llamada "A la muerte súbita" que tiene más fama de la que se merece.

Lo mejor vino al terminar el día. Vimos unos carteles bastante toscos que te invitaban a tomar unas cervezas en el Teatro Real Tooné. El callejón no llegaba al metro de anchura y era oscuro. Se accedía a un patio de luces donde dos tipos fumaban sus cigarros mientras comían pequeños taquitos de queso. El mobiliario estaba destartalado y daba grima.
Al ver que en el local había jaleo entramos sin miedo y vimos que era un sitio muy acogedor con distintas dependencias todas llenas de cuadrillas disfrutando de sus cervezas. Nos hicimos con una mesa debajo de una réplica del meón y pedimos unas tripel y unos platos de cheese a lo que el camarero replicó con un fromage que se hundía en su garganta.Todas las paredes estaban llenas de marionetas antiquísimas y viejos carteles que anunciaban novedosas obras en el pequeño teatro. Había fotos en las que aparecía repetidamente un señor vestido con traje y visera a cuadros. Debía ser el Sr. Tooné, el mismo que había visto comiendo fromage en el patio y dándose una vuelta de vez en cuando entre las distintas habitaciones.
Saludaba a la gente que esperaba de pie entre las mesas.


Yo, que no me entero de la misa la media, pensaba que estaban esperando para coger una mesa pero al ver que el aforo aumentaba miré en un libreto y deduje del texto en francés que en esos momentos iba a comenzar una representación.
Me gustó estar en ese garito y eso queda en mi banco de memoria.
Me gustó estar en ese garito y eso queda en mi banco de memoria.
7 comentarios:
A mi no me parece fea,creo que tiene muchas cosas para descubrir
Hay otro garito interesante justo al lado de la Grand Place decorado como si fuera un cementerio....es curioso y lo aconsejo
Tambien es curiosa la version femenina del Maneken pis
Un abrazo
Pues yo me muero por ver más lugares europeos, no creo que Bruselas me disguste.
Lakacerola, prueba con Brujas y seguro que aciertas.
Viví allí hace ya bastante tiempo durante un par de años y la primera impresión es la de una ciudad fea, como bien dices, pero te aseguro que tiene mucha vida. A los belgas les encanta la buena vida y aunque sólo sea por la cantidad de cervezas que tienen ya merece la pena.
Juanjo tiene razón. El garito al que se refiere se llama Le Cercuil y es muy curioso. La versión femenina, Hanneken Pis, creo que se llama no la conoce demasiada gente.
Un abrazo.
Tawaki, es una lástima no haberlo sabido antes para pedirte algún consejo. Después se quejan de las obras de Gallardón pero Bruselas estaba igual.
Que sepas que debido a tus últimos posts, querido, los dientes me llegan al ombligo. He pedido hora para el dentista.
Aunque también tengo que decir que Bruselas no me llama especialmente la atención. Pero que vamos, con tal de hacer un viajecito, me iba ya mismo.
¿Aún se usa la palabra truhán?
Pecosa, hay que viajar aunque sea a Manresa. El caso es ver cosas diferentes. Truhán define una amplia gama de personajes.
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