lunes, 30 de mayo de 2011

sábado, 14 de mayo de 2011

Se acabó lo que se daba.

Siento mucho no haber posteado lo suficiente en este viaje. Entre que, no había mucho que contar, que la conexión era mala y que la cobraban a 13$ al día, he preferido hacer un resumen.
Se me olvidó contar que antes de llegar a Punta Cana los azafatos rociaron toda la cabina del avión con un producto desinfectante obligados por las autoridades dominicanas. Increíble teniendo en cuenta que en la isla se da el dengue, la malaria y el cólera.
El idioma, os diré que entendía mejor a los indios en inglés que a los dominicanos en español.
Disfruté mucho viajando en guagua. Cuando se coge este transporte no sabes exactamente cuando vas a llegar, pero tu eliges el punto de destino. Sólo tienes que gritar ¡chofél, déjeme acá! ¡chofél, pare ya, que no sabe usté lo que me va a hacer! Todo ello sin hacer mención de levantarse del asiento.
La religión evangelista protestante es la predominante. En la radio de una guagua un cura estaba contando con pelos y señales la visita del Papa a República Dominicana. Un chico que estaba trincándose una botella de ron en los asientos traseros no se aguantó más y le gritó al cobrador ¡pon salsita y quita a esos curitas que nos morimos! Todos nos reíamos pero era lo que pensábamos desde hace rato. El bus se paró para que bajase una chica y el del ron se apeó con la excusa del aseo. Al rato, con el pantalón caído enseñando el calzoncillo, volvía con un vaso repleto de hielos para seguir con la botella.
El aire acondicionado, cuando faltaban 100 kilómetros, hizo caput y por lo visto los únicos que no nos quejábamos éramos nosotros.
Es gracioso el método de pago. Tú, subes, te sientas, y cuando le apetece al cobrador es cuando tienes que pagar. Si estás en la parte de adelante y alguien te toca el hombro es una señal de que te toca apoquinar. Si te mira a los ojos y te apunta con el dedo índice es que tienes que abrir la cartera. Puedes estar rodeado de gente que no ha pagado pero todavía no ha llegado su hora.
En el hotel ha habido muchas fiestas, en la playa por la noche fuegos artificiales, congas, música disco y todo ello acompañado de hamburguesas, perritos y cervezas. Un animador nos engañó para participar en un concurso de pulsos diciendo que lo iba a apañar. Llevaba razón, los que perdimos ganamos un tartazo de merengue en la cara. Lo bueno fue la guerra de merengue que le siguió.
Las playas de la zona eran impresionantes y estaban plagadas de perlitas verdes de las algas.
Tenías que salir a caminar y correr casi por obligación. Cuando leí comentarios en foros sobre el hotel ponía en casi todos que la gente vuelve con dos o tres kilos de más. Yo lo he hecho con cinco.
Eso de desayunar huevos con beicon, patatas rebozadas, pan, zumo, cuatro bollos, mango, papaya, chinola, dos tortitas con nutella y café con leche durante 12 días ha podido influir en ello. Pero es que soy débil.
Estaba bajo una sombrilla en la piscina y no sabía decir que no al camarero que me ofrecía unas brochetas de fruta, tampoco a las camareras que me traían piñas coladas y menos aún al puesto itinerante de tartas de chocolate y frutas.
Es un buen lugar para olvidarte del estrés de los países desarrollados. La climatología muy buena, incluidas algunas nubes de vez en cuando.

jueves, 5 de mayo de 2011

Nueba Yol 3

Ayer pude tomar el sol y ya estoy como un cangrejo. Ya no me puedo reír de los lechosos nórdicos que tornan la piel a rojo.
Llevo dos días en el resort y he engordado 1,20 Kg. Hoy he tenido que madrugar para ir a la capital de República Dominicana para ser testigo de una boda en una Oficialía de barrio. El transporte os podéis imaginar, unas veces en guagua y otras en bus. Después de ir apelotonados en la pequeña guagua cogemos en Higüey un autobús evangelista. En la radio suena un dial más religioso que la COPE española. Después de cerrar las puertas y tomar la carretera se levanta un señor de las primeras filas y con el permiso del cobrador nos deleita con un sermón a modo de bendición del viaje. Después de los salmos, amenes y gracias al “Señol” el copiloto pone una pel
ícula titulada “Nueba Yol 3” que según él tiene una moraleja cristiana. La peli impagable. De moraleja nada. Una comedia con poca gracia. Menos mal que voy viendo el paisaje y las chavolas mezcladas con los concesionarios de coches llenos de Hummers.
El lugar de la ceremonia civil es la “oficialía” una especie de juzgado de barrio que comparte edificio con un almacén de piel de venta minorista. La sala de espera son unos bancos colocados bajo un mango donde se pasea tranquilamente un pollo despeluchado.
Al igual que todas las bodas civiles en juzgados, lo único que se hace es una lectura de artículos y firmas de testigos (una de ellas la mía).
La novia se ha hecho esperar una hora y el calor ha sido bochornoso. La sesión de fotos es eterna y pausada. El fotógrafo me ha explicado que es la forma de ser de los caribeños, la tardanza. Un autobús puede venir o no, una novia puede aparecer o no, unos invitados al banquete pueden esperar una hora y aquí no pasa nada.
En fin, que hemos tirado todo el día viendo una pequeñísima parte de la capital. Hemos tenido que refugiarnos por la lluvia en un Hard Rock Café. Después más fotos.
Esta gente es demasiado tranquila para una mentalidad europea.
Al llegar al restaurante nos da la bienvenida una foto de los finados. Después de la cena todos a casa.
Resumen, boda caribeña pero sin salsa, bachata, merengue, etc.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Mi primer "Todo incluído"

Por circunstancias que contaré más adelante he tenido que viajar a República Dominicana. He aprovechado a tomarme unas vacaciones de sol y playa en un “todo incluido”. Ya sabéis, pulserita, buffets libres, restaurantes a la carta, cervecitas y mojitos en la tumbona de la playa y copas gratis en la disco. A la vuelta del baile (como decían mis abuelos) unos traccios de pizza a las tres de la madrugada.

Mi destino ha sido Punta Cana. El avión no es para tirar cohetes. La verdad, es un poco viejo, con pocos monitores, asientos de autobús barato y si quieres auriculares hay que pagarlos.

Cuando llegamos a Punta Cana, mi gozo en un pozo, está diluviando. Me gusta el aeropuerto. Me trae a la memoria películas y series que se desarrollan en islas hawaianas. Hacemos la entrada en el resort y nos dan una pequeña charla de las ventajas de tener cuatro hoteles juntos. El personal es muy amable y están para ayudarte en todo. Los mojitos de la disco al aire libre no me convencen. Los preparo bastante mejor.

Mañana espero que salga algo el sol.