Me he levantado un poco pesado, ayer seguían las fiestas de San Gennaro junto al hotel y claro...pizza, Buds y de postre cannollis de Ferrara (para morirse de buenos).
Ha salido un día espléndido y hemos decidido ver el puente de Brooklyn.
Alguien me comentaba algo del café en la calle. Pides un café latte mediano y te sacan un tanque de medio litro de leche con un ligero sabor a café protegido por un cartoncillo porque está hirviendo. Luego te pasas una horita más o menos paseando el bote por la calle y pegando pequeños sorbitos. En muchas tiendas venden unos botes especiales que se usan tanto de termo como de vaso (como esos botes de agua para bebes pero sin las asas a los lados). Creo que me compraré uno, me parece muy práctico dependiendo donde trabajes.
Llegamos al puente con el café en la mano y yo no veo la manera de sacar fotos por lo que pongo el modo “deportes” que es el que estabiliza la imagen y hago 1200 fotografías.
¡No, es broma! Hoy solo he hecho 150.
Hace bastantes años vi una peli titulada “Last exit to Brooklyn” que describía la dura vida en este barrio que era una ciudad dormitorio donde abundaba la delincuencia y la prostitución. Los habitantes del lugar se veían abocados a un destino mísero que figuradamente era Brooklyn y cualquier intento de salir del lugar era imposible.
Algo así nos ha pasado a nosotros.
En foros de viajes y comida recomendaban la mejor tarta de queso del mundo en Junior’s, los jardines botánicos de Prospect Park y una vuelta por la animada zona de Park Slope.
Nuestra intención era esa visita.
Empezamos por la zona residencial que está junto al puente, casas típicas de escaleritas de las que salen en muchas pelis. Una niña atendiendo en una esquina a posibles compradores de infinidad de objetos de casa (lámparas, ropa, cazuelas, juguetes, etc)
En Usamérica debido a la completa movilidad laboral de sus habitantes los fines de semana florecen numerosos rastrillos de este tipo porque la familia cuando marcha a otro estado lo hace solamente con el coche. En el lugar de destino adquieren objetos otra vez de la misma manera que los han adquirido sus antiguos vecinos. Práctico de veras.
Debajo del puente hay unas acogedoras playitas que hacen las delicias de los domingueros con bote de café y solcito. Dumbo es una zona emergente que todavía está muy verde.
Cogemos una avenida grande y es hora de comer. Topamos con Junior’s que además de pastelería es un bonito restaurante y bastante concurrido por clientela afroamericana oriunda del lugar.
Decidimos comer.
Yo, como siempre haciendo el ridículo. Debemos ser el único país donde la comida consta de primero, segundo y postre. Pedimos una ensalada para compartir y un plato para cada uno.
El camarero empieza a poner cosas en la mesa. Pepinillos, de acompañamiento en todos los restaurantes con la salvedad de que no son pepinillos sino pepinos encurtidos. Remolacha, panecillos dulces, mantequilla y una fuente tamaño cazuela llena de ensalada.
Los platos también llevaban su contorno de lechuga, patatas, etc.
Acabamos a reventar. El camarero nos pregunta por el dessert que amablemente rechazamos.
Nos vamos sin probar la tarta de queso.
Con le tripa llena y la modorra del medio día arrastramos nuestros cuerpos hasta la entrada de Prospect Park donde nos entretenemos con un mercado de flores y frutas. Accedemos al recinto y al ver que todo el mundo está disfrutando del césped con sus juegos de frisbi, béisbol, y los más sanos haciendo la siesta optamos por hacer lo mismo, o sea, siesta. Cuarenta minutos más tarde damos la vuelta al parque e invertimos en ello más de una hora por lo que ya no nos da tiempo de entrar al jardín botánico.
Buscamos la zona de Park Slope y nos quedamos en la 5Th donde hay infinidad de cafeterías, restaurantes, tiendas de cómics, ropa de de según da mano y cosas alternativas. El ambiente es inmejorable. Hay una cafetería llamada Gorilla (www.gorillacoffee.com) donde hacen semanas temáticas de distintos orígenes. Hacemos parada. De regreso tampoco vemos Park Slope porque nos metemos por calles de tiendas alternativas y por un barrio musulmán.
Al llegar al hotel no puedo evitar hacer con google maps el recorrido (total 25 Km).
Continuará.
Ha salido un día espléndido y hemos decidido ver el puente de Brooklyn.
Alguien me comentaba algo del café en la calle. Pides un café latte mediano y te sacan un tanque de medio litro de leche con un ligero sabor a café protegido por un cartoncillo porque está hirviendo. Luego te pasas una horita más o menos paseando el bote por la calle y pegando pequeños sorbitos. En muchas tiendas venden unos botes especiales que se usan tanto de termo como de vaso (como esos botes de agua para bebes pero sin las asas a los lados). Creo que me compraré uno, me parece muy práctico dependiendo donde trabajes.
Llegamos al puente con el café en la mano y yo no veo la manera de sacar fotos por lo que pongo el modo “deportes” que es el que estabiliza la imagen y hago 1200 fotografías.
¡No, es broma! Hoy solo he hecho 150.
Hace bastantes años vi una peli titulada “Last exit to Brooklyn” que describía la dura vida en este barrio que era una ciudad dormitorio donde abundaba la delincuencia y la prostitución. Los habitantes del lugar se veían abocados a un destino mísero que figuradamente era Brooklyn y cualquier intento de salir del lugar era imposible.
Algo así nos ha pasado a nosotros.
En foros de viajes y comida recomendaban la mejor tarta de queso del mundo en Junior’s, los jardines botánicos de Prospect Park y una vuelta por la animada zona de Park Slope.
Nuestra intención era esa visita.
Empezamos por la zona residencial que está junto al puente, casas típicas de escaleritas de las que salen en muchas pelis. Una niña atendiendo en una esquina a posibles compradores de infinidad de objetos de casa (lámparas, ropa, cazuelas, juguetes, etc)
En Usamérica debido a la completa movilidad laboral de sus habitantes los fines de semana florecen numerosos rastrillos de este tipo porque la familia cuando marcha a otro estado lo hace solamente con el coche. En el lugar de destino adquieren objetos otra vez de la misma manera que los han adquirido sus antiguos vecinos. Práctico de veras.
Debajo del puente hay unas acogedoras playitas que hacen las delicias de los domingueros con bote de café y solcito. Dumbo es una zona emergente que todavía está muy verde.
Cogemos una avenida grande y es hora de comer. Topamos con Junior’s que además de pastelería es un bonito restaurante y bastante concurrido por clientela afroamericana oriunda del lugar.
Decidimos comer.
Yo, como siempre haciendo el ridículo. Debemos ser el único país donde la comida consta de primero, segundo y postre. Pedimos una ensalada para compartir y un plato para cada uno.
El camarero empieza a poner cosas en la mesa. Pepinillos, de acompañamiento en todos los restaurantes con la salvedad de que no son pepinillos sino pepinos encurtidos. Remolacha, panecillos dulces, mantequilla y una fuente tamaño cazuela llena de ensalada.
Los platos también llevaban su contorno de lechuga, patatas, etc.
Acabamos a reventar. El camarero nos pregunta por el dessert que amablemente rechazamos.
Nos vamos sin probar la tarta de queso.
Con le tripa llena y la modorra del medio día arrastramos nuestros cuerpos hasta la entrada de Prospect Park donde nos entretenemos con un mercado de flores y frutas. Accedemos al recinto y al ver que todo el mundo está disfrutando del césped con sus juegos de frisbi, béisbol, y los más sanos haciendo la siesta optamos por hacer lo mismo, o sea, siesta. Cuarenta minutos más tarde damos la vuelta al parque e invertimos en ello más de una hora por lo que ya no nos da tiempo de entrar al jardín botánico.
Buscamos la zona de Park Slope y nos quedamos en la 5Th donde hay infinidad de cafeterías, restaurantes, tiendas de cómics, ropa de de según da mano y cosas alternativas. El ambiente es inmejorable. Hay una cafetería llamada Gorilla (www.gorillacoffee.com) donde hacen semanas temáticas de distintos orígenes. Hacemos parada. De regreso tampoco vemos Park Slope porque nos metemos por calles de tiendas alternativas y por un barrio musulmán.
Al llegar al hotel no puedo evitar hacer con google maps el recorrido (total 25 Km).
Continuará.
5 comentarios:
me encanta leer estos recorridos tuyos...sigue que me tienes enganchá
Intento postear cada día, bitácora de viaje auténtica.
Pues a mí me carcome la envidia, para qué te voy a mentir. No sé si quiero seguir leyendo porqué estoy por mandarlo todo a tomar viento fresco e irme para allá.
Por cierto, me encanta la foto en el puente, con tu café a lo neoyorquino y esa fantástica Olympus al cuello (tengo la misma, es una joya).
Es decir, vaya birria de café largo americano el que sirven allí, con todo leche y ardiendo, ja,ja
¿Con cuántos kilitos menos volvereis de tanto patear?
Eso de las ventas de pertenencias caseras me ha interesado (pensaba que era sólo de las pelis), porque yo me podía forrar, ya que de la una a la otra, creo no haber tirado nada.
Yo con esta cámara Olympus C-770 UZ
iría al fin del mundo pero aquí te juro que me da hasta vergüenza, se ven un pedazo de cámaras que lo flipas.
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