Para los incrédulos

Era una cosa cantada. Yo tenía que pasar por la salita de vistas de inmigración en Usamérica. El policía de inmigración una vez hechas las preguntas de rigor, fotos y huellas, rebusca en su mochila un rotulador fosforito y tacha mi solicitud de aduana y me dice que si me importa dirigirme con él a un cuarto aparte para hacerme unas preguntas. Le miro con extrañeza y argumenta que mi nombre es muy común y es por eso por lo que tienen que comprobar unos datos. Me acompaña a una sala idéntica a la de la serie "Juzgado de guardia" en la que sentado en primera fila contemplo a tres miembros de inmigración que le dan vueltas a mi pasaporte y pasan pantallas de ordenador mientras me miran de reojo. Les oigo comentar algo de que se parece pero la edad no coincide, o algo parecido después pasan las hojas de mi pasaporte, lo sellan y dicen que ya está. O sea, que nada de preguntas. Yo creo que estaban cotejando la lista de criminales del país.